16.11.07

(sin título)

He vuelto, no porque ud me extrañen o necesiten, sino, que soy yo quien los necesita y mucho.
Siempre fui la típica chica que se llevó el mundo por delante cada vez que creía tener la razón.
Aquella que cuando le gustaba algo no paraba hasta conseguirlo, aquella chica celosa de todo y todos.
Y todo eso me sirvió. No pasó por el mejor momento porque esa chica lo perdió todo.
La amistad de años, por celos tontos sin sentido, la ignorancia del momento.
La fuerza para seguir peleando cuando me pelee, bien merecido lo tuve. En ese momento me di cuenta que por decirlo todo para que la amistad sea transparente, esa transparencia me traicionó. Sentí que cada día que pasaba era peor y pedí disculpas hasta el cansancio. Rogué y supliqué y nunca fui escuchada.
Hoy te digo que aprendí a vivir el hoy no proyectar a callarme más la amistad también necesita de silencios.
Desafortunadamente yo lo aprendí a consecuencia de un error irreparable.
Pero como se dice, las cosas no pasan por casualidad sino por causalidades que cada uno provoca con cada equivocación. Que las injusticias que según nosotros nos pasan son la cosecha de lo que sembramos.
Y si no escucharon mis disculpas, respondieron a mis llamados y tantas cosas más quizás sea el vivo reflejo de lo que hice durante mi vida.
Nunca es tarde no para cambiar, cada quien tiene su esencia y carisma, pero si podemos modificar. El trato que damos, el aprender a prestar los oídos, el dar un abrazo a tiempo. Entonces, así nos tratarán bien, nos escucharán, nos abrazarán, y nos aceptarán.



AFRODITA

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