3.10.06

¿SIGUE AHI?


¿SIGUE AHÍ?

Resulta que cada vez que nos vemos en un espejo hay algo que siempre nos preguntamos. No sé muy bien cómo es en cada caso pero a veces pienso que si no existieran los espejos nuestras vidas tendrían menos reflejos. Y no me refiero a los que se hacen las damas en sus cabellos. Tampoco es que tenga algún tipo de problema psicológico y no acepte mi condición física. Pero no entiendo cuál fue el propósito de la persona que lo inventó. Me imagino la siguiente escena: una persona que era el objeto de muchas risas y no se podía ver. Entonces lo inventó. Dudo que sea la verdadera historia y es obvio que no me interesa saberla. De todos modos, todas las mañanas, cuando me levanto y voy al baño hay está: fijo, amurado, incansable, a la espera de mí, de mis características, de mi idiosincrasia, de mis temores. Una vez, recuerdo, cansado de la situación decidí enfrentarlo. Lo miré como si nada sucediera, baje levemente mi mirada y en el momento menos pensado lo miré fijo a los ojos y lo increpé: ¡maldito! ¿Qué es lo que buscas? ¿Qué quieres de mí? ¿Cuál es tu propósito? Nunca me contestó, ni una sola palabra, solo hacía muecas y se burlaba de mí. Inmediatamente comprendí que no era él el que hacía las muecas y se burlaba tan grotescamente. Era yo. Era yo, maldita sea. Luego de un tiempo comencé a tratar de adaptarme, nuevamente, a su presencia. Pretendí volver a aquel tiempo en el que no le prestaba demasiada atención. Y fue justo en ese instante en el que volví al baño y traté de mirarlo, estaba decidido a amigarme, a tratar de que nuestra relación sea cordial. Pero sin previo aviso sentí que me caía en el lavamanos, sutil y lentamente. Me desplazaba con el agua del grifo que corría a gran velocidad y en ese momento entendí que mi vida llegaba a su fin. Era evidente. Me estaban afeitando. Dejé de ser un simpático e inconforme bigote. Y el espejo sigue ahí...fijo, amurado, incansable, a la espera de ti.

Mr. Sopen & Rios, Sergio A.
(Colaboradores insanables)


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