(Sin título)

Por una cuestión de trámites, la señora Pons debía ir a la escuela donde hizo la primaria a pedir unos documentos. Viajaba en su auto modelo dos mil y pico por la avenida Circunvalación, mientras escuchaba «Sensa una Donna» de Zucchero & Young. (Se sintió una «donna»). Al llegar al establecimiento escolar, bajó de su auto con su típico rostro pálido y rígido, y miró de arriba abajo las columnas del edificio. Sintió que estaba en la base de una gran estructura que era su Doctorado en Psicología.
Tenía que esperar unos minutos allí, y decidió recorrer el gran edificio. Habían pasado más de 40 años.
La secretaria salió de su oficina para entregarle los papeles a la señora. No estaba.
La encontraron una hora después sentada detrás de una puerta, chupándose el dedo.

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